30 de marzo de 2010

¿Puede un Oasis dejar su estado efímero?

Los años como ojos de poeta, se posan en mi cuerpo una ves más... Los años no vienen solos y se abren más puertas del alma en mi piel...
Poco a poco las espinas empiezan a instigar la carne y un líquido cristalino, rojo cristalino empieza a arropar mi cuero... Se desliza como sus manos... Un poco más frívolo... Un poco más frío... Pero con la misma agilidad... un poco menos placentero.

La sensación de liberarse. Sentirse un poco menos pesado y poder volar... ¿Es realmente volar? No estoy huyendo, me pregunto...

Me remonté a aquellas épocas en las que sentí volar mi cuerpo, mi alma junto a él. No recuerdo que se sientiera igual. ¿Por qué me alejo? Es miedo acaso... O mi cuerpo ya no aguanta más... Quiero seguir. No me rendiré a las alas tan fácilmente.

Y entonces fué cuando ya no supe que hacer... Caí en la realidad y mis delirios quedaron en aquel plano en donde quedan siempre los pensamientos en reposo.
Me sentí bajar tres nubes y acercarme más a las estrellas a la ves. Mi cuerpo se había separado de mi corazón y alma y me desgarró... Pude caer en el dolor, al vacío. Perderme en una espiral que no me pertenece, pero estuve justo a tiempo para ver que aún estában cerca, que aún los sentía pegados a mi, y ese era el desgarre, así que los intenté frenar, le dije no a la gravedad de dos dimensiones absolutamente humillantes cuando piensas en ellas y te comparas, te presumes... Les dije no más. Me fuí hasta el límite del ser y rogué ser feliz. Rogué por un cuerpo no vacío, un corazón palpitante y mi alma cerca a mi.

Pedí una ves más que no me fuese arrebatado todo, que fuese ésta ves mi turno para ganarle al Karma.

Pedi que éste que me ata a la vida, fuese el hilo de plata a mi felicidad.

3 comentarios:

Un tipo dijo...

¿De qué huyes, princesa?

Unknown dijo...

Para volar.

Volar para.

No se necesita lo necesitable, pero se requiere lo requerible, lo que se puede volver a querer.

Los años se requieren y se apoyan en la piel. La piel no tiene alma, pero también tiene epidermis.

El juego no se juega sin correr, pero volando volviendo a jugar, se puede creer lo que no se comprende.

Tenemos tantos odios como hijos, y ellos se creen volviendo a sí, cuando ya todo tiene cara de regresar a los otros.

No entender hace juego al saber. Y por qué esos ojos son así, no importa conocerlo si hace falta el odio del amor de la muerte. La muerte cuando llega temprano nos deja la voz existente del muerto, que vive en nuestros gustos, en nuestros viernes y en nuestros sexos.

La música, el baile y el amor, se van volviendo sigilosas formas de morir, aún cuando la muerte nos llegó para entenderte mejor la vida. Para sangrar la inocencia cristalina que se deja leer el alma así, sin más. Para el más desconocido de tus rencores, tengo espacio debajo de mi epi. En las cobijas del cielo y en las muertes de la sangre. De la cama que no quiere dejar dormir, para soñar.

Sangra! que puedes volar como mi hechicería.

Sueña! que la vida tiene regalos para dar en medio de la muerte.

Un tipo dijo...

No puedes hacer que el sentido de tu vida sea algo que se pueda ir a regar otro jardín, como una persona. Estoy seguro de que el sentido de tu vida, en este momento es una persona en concreto, y qué te voy a decir... ¡ay, la adolescencia!

Los sentidos no se pueden nublar por la razón, sin embargo, la razón sí se puede nublar por los sentidos. Los sentidos son el verdadero peligro. Si te dejas en sus manos puedes acabar perdido en un montón de niebla, que no te deja ver.

¿Seguir los sentidos? No, disfrutar los sentidos, seguir la razón. Separa, a la larga, todo será más sencillo.

Si el dolor no te cabe en el cuerpo, será porque el dolor te tiene a ti, no tú a él.

Qué radical. ¡Tiembla mundo, que aquí está Samy!
Estoy impaciente por ver cómo explotas.
Estaré atento.