18 de mayo de 2009

Y una mañana, mientras el café mezclaba... en una servilleta Blanco, yo te dibujaba, yo te dibujaba.

Un día tan sólo desperté y lo supe.
Olía a flores la mañana, el sol apenas se asomaba con un pequeño haz de luz en el horizonte. El cielo oscilaba entre azules, violetas y rosados, aquello de la contaminación... Hay realidades que amargan las cosas más simples creo que es a lo que me refiero.
Y la mañana... Era una hermosa mañana, despertaba entre sábanas moradas, una cantidad exorbitante de cojines, almohadas y peluches me rodeaba. Hacía calor y aún no quería abrir los ojos, me dibujaba una y otra vez en ese hermoso cuarto con ventanas ubicadas en toda una pared, haciendo que la luz se extienda por toda la estancia. Tres paredes más, a mi alrededor. todas y cada una llenas de palabras, dibujos, reflexiones... Una conversión imposible de energías, de diferentes seres humanos, o ni tan humanos.
Los ruidos en la casa se hacen mayores, ya hay música en el computador del piso de abajo. Alguien sube las escaleras, no, las baja... creo que mi hermana no se quedó sóla anoche...
Ha pasado ya un rato, siento la luz en los párpados. Es hora de despertar, lo sé... Cinco minutos más...

Abro los ojos.

Las sábanas no me cubren, si, son moradas, pero no me cubren. Tengo parte de la cobija de plumas cayendo por un lado de la cama. Después de una batalla a muerte con la pereza, logro reunir ánimo para moverme. Intento rodar en la cama y me doy cuenta que hay algo que me agarra por la mitad y me parte la voluntad en dos.
Un escalofrío recorre mi espalda y estoy justo a tiempo para darme cuenta que no es el viento de la ventana el que lo causa. Hay labios rozando la piel de mi espalda y una mano de dedos suaves e inseguros acaricia mi abdomen, como un felino que sólo espera a que su presa se percate de su presencia... El miedo hace que adquiera una buena postura en mi espalda y decido rodar hacia el otro lado, corriendo hacia el peligro y me topo contigo. Estás aún luchando para abrir los ojos y una sonrisa dibuja tu rostro. Me he quedado postrada admirandote, lo has notado y sólo ries, sonries a la mañana, me sonries en la mañana...
Y fué ahí cuando lo supe.
Imagino que Pandora ha debido sentirse así al abrir finalmente la caja...
Aún no he despertado.
Las flores, las risas, los cojines, el calor, la suavidad, la ternura, la perversión, el deseo, las almohadas, la ventana, las paredes, los dibujos, la energía, las palabras y tu...
Realmente no están aqui.
Son tan sólo yo, no despertando de tu encanto y concientemente, perdiéndome en él.