3 de julio de 2009

Just a tought...

¿Y qué si no llega?

Estaba sentada en esa silla del parque, en donde suelo encontrarte en sueños. Y las mismas tediosas palabras daban vueltas y vueltas a mi alrededor... ¿Y qué si no llega nunca ese momento?

Las siento martillarme la cabeza y el corazón, me clavo una estaca pensando en el " y que si..."
Me siento desesperar.

Y lo entiendo, una ves más entiendo que tus pasos no se escuchan en mi casa, y muero al pensar que estás en brazos de alguien más, sé que ese alguien no podría ser menos que los sueños. Tu ego es demasiado grande para que no sea una persona de admirar.

Y Ahora lo veo, y sé que más alla de que me pertenezcas, no te tengo. Sé que tus labios que anhelan mis besos, encuentran calor en las palabras de otras y duele una vez más saber. Oh como duele saber. Como duele no encontrar las palabras para describir tu ausencia, hacerme a la idea de que... (por más absurdo que suene ahora) es posible que encuentres esa felicidad en ojos de ella... Esa ella sin nombre, aún.

Debo decir que me aterra contarte mi temores, me aterra que gracias a ello se vuelvan parte de la realidad, pero me aterra más que pase y tu no sepas que lo he soñado y visto venir. Me aterra pensar que te rodean mentes brillantes, quizás tanto como para robarte de mi.

Pero allí es cuando despierto y veo que no es así, que mi mente juega conmigo una ves más, me tortura lentamente, pero me hacer ver qué aún si así llega a ser, tu felicidad vale más que mi egoismo y que en el viento siempre quedará ese vago recuerdo de lo que nunca fuimos y siempre seremos, que las palabras siempre estarán allí para ti, para que algún día si lo decides, la luna te recite mis poemas de amor, pasión, anhelo, dolor y muerte...

3 comentarios:

D. Blanko dijo...

No hay peor derrota que la batalla jamás librada. Esos pensamientos que te consumen a mí también me han extenuado una y otra vez. Al principio por egoísmo (he de ser sincero), pero pensado concluí que es tan irracional como los celos y entendí, de una forma muy punzante, el por qué de mi desdicha. Mi temor a jamás tenerte esta fundando por una realidad que pensé que nunca llegaría a ser mía. Nadie me entiende como tú. Nadie me complementa a tal punto de sentirlo en la distancia. Escribiría más pero hay veces en las que simplemente sobran las palabras.

Recuerda, mi felicidad se fundamente en tu egoísmo.

Te quiero.

D. Blanko dijo...

Solo espero que seas tú quien me recite esos poemas...

como en los viejos tiempos

S. dijo...

Mis palabras siempre te pertenecerán tanto como yo.