Si tan sólo supieras las máscaras
que pueden cubrir mi rostro con desearlo,
entenderías, tal ves.
No podemos pretender el control sobre quien se ama.
Pero tu lo decidiste, tan sólo lanzáste
al vacío rincon de los recuerdos a olvidar, nuestra historia.
Soy feliz, no lo niego, pero la pasión que me
carcomía las venas ya no va. Ni viene. Ni se va.
¿Crees aún estar mejor que yo?
Tu, a quien se le hizo tan fácil rendirse...
Tristemente la rosa se ha degradado a un pequeño capullo.
Y las espinas no permiten alma cercana.
Pero, ¿a ti qué más da?.
Estás tan ensimismado en tu propio dolor,
que no te preocupaste por ver el mio.
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