El aire las olía suspirar,
Y éstos sonidos llevaba...
Una y otra y otra ves,
A los divinos pulmones de aquella criatura.
Plumas... de plumas se cubría su suelo.
Blancas, vaporosas de un lado
A otro del bosque.
Incitando a la imaginación a maquinar grandes cosas,
A traer a éste insípido mundo,
Algo de distracción...
Algo de perversión.
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