18 de agosto de 2009


El aire las olía suspirar,

Y éstos sonidos llevaba...

Una y otra y otra ves,

A los divinos pulmones de aquella criatura.

Plumas... de plumas se cubría su suelo.

Blancas, vaporosas de un lado

A otro del bosque.

Incitando a la imaginación a maquinar grandes cosas,

A traer a éste insípido mundo,

Algo de distracción...

Algo de perversión.



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